dimecres, 31 d’octubre del 2012

El joc de les diferències

Quan jo era menut, en la majoria de les publicacions per a infants i jóvens hi havia un joc que consistia a buscar les diferències entre dos dibuixos aparentment iguals. Sé que aquest bloc no va d'educació, però després de llegir el discurs d'acceptació del Nobel d'Albert Camus, no puc estar-me de proposar aquest joc cultural que m'ha suggerit un escrit de Ciutadans/nes per l'Educació Pública.
Ací van els dos dibuixos:

  • Preàmbul de la LOE (2006):  “Las sociedades actuales conceden gran importancia a la educación que reciben sus jóvenes, en la convicción de que de ella dependen tanto el bienestar individual como el colectivo. La educación es el medio más adecuado para construir su personalidaddesarrollar al máximo sus capacidadesconformar su propia identidad personal y configurar su comprensión de la realidadintegrando la dimensión cognoscitiva, la afectiva y la axiológica. Para la sociedad, la educación es el medio de transmitir y, al mismo tiempo, de renovar la cultura y el acervo de cono­cimientos y valores que la sustentan, de extraer las máxi­mas posibilidades de sus fuentes de riqueza, de fomentar la convivencia democrática y el respeto a las diferencias individuales, de promover la solidaridad y evitar la discri­minación, con el objetivo fundamental de lograr la nece­saria cohesión social. Además, la educación es el medio más adecuado para garantizar el ejercicio de la ciudada­nía democráticaresponsable, libre y crítica, que resulta indispensable para la constitución de sociedades avanza­das, dinámicas y justas. Por ese motivo, una buena edu­cación es la mayor riqueza y el principal recurso de un país y de sus ciudadanos.”
  • Primer paràgraf de l'Avantprojecte de la LOMCE (2012) (Llei Wert): “La educación es el motor que promueve la competitividad de la economía y las cotas de prosperidad de un país; su nivel educativo determina su capacidad de competir con éxito en la arena internacional y de afrontar los desafíos que se planteen en el futuro. Mejorar el nivel de los ciudadanos en el ámbito educativo supone abrirles las puertas a puestos de trabajo de alta cualificación, lo que representa una apuesta por el crecimiento económico y por conseguir ventajas competitivas en el mercado global.”
Hi trobeu les diferències?

dimarts, 30 d’octubre del 2012

"El escritor no puede ponerse al servicio de quienes hacen la historia, sino al servicio de quienes la sufren". Albert Camus

ALBERT CAMUS: DISCURSO DE ACEPTACIÓN DEL PREMIO NOBEL DE LITERATURA, AÑO 1957
20091101012540-albert-camus5.jpg
Estocolmo, 10 de diciembre de 1957

Al recibir la distinción con que ha querido honrarme su libre Academia, mi gratitud es más profunda  cuando evalúo hasta qué punto esa recompensa sobrepasa  mis méritos personales. Todo hombre, y con mayor razón todo artista, desea que se reconozca lo que es o quiere ser. Yo también lo deseo. Pero al conocer su decisión me fue imposible no comparar su resonancia con lo que realmente soy. ¿Cómo un hombre, casi joven todavía, rico sólo por sus dudas, con una obra apenas desarrollada, habituado a vivir en la soledad del trabajo o en el retiro de la amistad, podría recibir, sin una especie de pánico, un galardón que le coloca de pronto, y solo, a plena luz? ¿Con qué ánimo podía recibir ese honor al tiempo que, en tantos sitios, otros escritores, algunos de los más grandes, están reducidos al silencio y cuando, al mismo tiempo, su tierra natal conoce una desdicha incesante?

He sentido esa inquietud, y ese malestar. Para recobrar mi paz interior me ha sido necesario ponerme de acuerdo con un destino demasiado generoso. Y como era imposible igualarme a él con el único apoyo de mis méritos, no he hallado nada mejor, para ayudarme, que lo que me ha sostenido a lo largo de mi vida y en las circunstancias más opuestas: la idea que me he forjado de mi arte y de la misión del escritor. Permítanme,  aunque sólo sea en prueba de reconocimiento y amistad, que les diga, lo más sencillamente posible, cuál es esa idea.

Personalmente, no puedo vivir sin mi arte. Pero jamás he puesto ese arte por encima de cualquier cosa. Por el contrario, si me es necesario es porque no me separa de nadie, y me permite vivir, tal como soy, a la par de todos. A mi ver, el arte no es una diversión solitaria. Es un medio de emocionar al mayor número de hombres, ofreciéndoles una imagen privilegiada de dolores y alegrías comunes. Obliga, pues, al artista a no aislarse; le somete a la verdad, a la más humilde y más universal. Y aquellos que muchas veces han elegido su destino de artistas porque se sentían distintos, aprenden pronto que no podrán nutrir su arte ni su diferencia más que confesando su semejanza con todos.

El artista se forja en ese perpetuo ir y venir de sí mismo hacia los demás, equidistante entre la belleza, sin la cual no puede vivir, y la comunidad, de la cual no puede desprenderse. Por eso, los verdaderos artistas no desdeñan nada; se obligan a comprender en vez de juzgar. Y si han de tomar partido en este mundo, sólo puede ser por una sociedad en la que, según la gran frase de Nietzsche, no ha de reinar el juez sino el creador, sea trabajador o intelectual.

Por lo mismo el papel de escritor es inseparable de difíciles deberes. Por definición no puede ponerse al servicio de quienes hacen la historia, sino al servicio de quienes la sufren. Si no lo hiciera, quedaría solo, privado hasta de su arte. Todos los ejércitos de la tiranía, con sus millones de hombres, no le arrancarán de la soledad, aunque consienta en acomodarse a su paso y, sobre todo, si en ello consiente. Pero el silencio de un prisionero desconocido, abandonado a las humillaciones,  en el otro extremo del mundo,  basta para sacar al escritor de su soledad,  por lo menos, cada vez que logre, entre los privilegios de su libertad, no olvidar ese silencio, y trate de recogerlo y reemplazarlo, para hacerlo valer mediante todos los recursos del arte.

Nadie es lo bastante grande para semejante vocación. Sin embargo,  en todas las circunstancias de su vida, obscuro o provisionalmente célebre, aherrojado por la tiranía o libre para poder expresarse, el escritor puede encontrar el sentimiento de una comunidad viva, que le justificará sólo a condición de que acepte, tanto como pueda, las dos tareas que constituyen la grandeza de su oficio: el servicio a la verdad, y el servicio a la libertad. Y puesto que su vocación consiste en reunir al mayor número posible de hombres, no puede acomodarse a la mentira ni a la servidumbre porque, donde reinan,  crece el aislamiento. Cualesquiera que sean nuestras flaquezas personales, la nobleza de nuestro oficio arraigará siempre en dos imperativos difíciles de mantener: la negativa a mentir respecto de lo que se sabe y la resistencia ante la opresión.

Durante más de veinte años de historia demencial, perdido sin remedio, como todos los hombres de mi edad, en las convulsiones del tiempo, sólo me ha sostenido el sentimiento hondo de que escribir es hoy un honor, porque ese acto obliga, y obliga a algo más que a escribir. Me obligaba, especialmente, tal como yo era y con arreglo a mis fuerzas, a compartir, con todos los que vivían mi misma historia, la desventura y la esperanza. Esos hombres nacidos al comienzo de la primera guerra mundial, que tenían veinte años  en la época de instaurarse, a la vez, el poder hitleriano y los primeros procesos revolucionarios, Y que para completar su educación se vieron enfrentados a la guerra de España, a la segunda guerra mundial,  al universo de los campos de concentración, a la Europa de la tortura y de las prisiones, se ven hoy obligados a orientar a sus hijos y a sus obras en un mundo amenazado de destrucción nuclear. Supongo que nadie pretenderá pedirles que sean optimistas. Hasta llego a pensar que debemos ser comprensivos, sin dejar de luchar contra ellos, con el error de los que, por un exceso de desesperación han reivindicado el derecho al deshonor y se han lanzado a los nihilismos de la época. Pero sucede que la mayoría de entre nosotros, en mi país y en el mundo entero, han rechazado el nihilismo y se consagran a la conquista de una legitimidad.

Les ha sido preciso forjarse un arte de vivir para tiempos catastróficos, a fin de nacer una segunda vez y luchar luego, a cara descubierta, contra el instinto de muerte que se agita en nuestra historia.

Indudablemente, cada generación se cree destinada a rehacer el mundo. La mía sabe, sin embargo, que no podrá hacerlo. Pero su tarea es quizás mayor. Consiste en impedir que el mundo se deshaga. Heredera de una historia corrompida —en la que se mezclan las revoluciones fracasadas, las técnicas enloquecidas, los dioses muertos, y las ideologías extenuadas; en la que poderes mediocres, que pueden hoy destruirlo todo, no saben convencer; en la que la inteligencia se humilla hasta ponerse al servicio del odio y de la opresión—, esa generación ha debido, en si misma y a su alrededor, restaurar, partiendo de amargas inquietudes, un poco de lo que constituye la dignidad de vivir y de morir. Ante un mundo amenazado de desintegración, en el que se corre el riesgo de que nuestros grandes inquisidores establezcan para siempre el imperio de la muerte, sabe que debería, en una especie de carrera loca contra el tiempo, restaurar entre las naciones una paz que no sea la de la servidumbre, reconciliar de nuevo el trabajo y la cultura, y reconstruir con todos los hombres una nueva Arca de la Alianza.

No es seguro que esta generación pueda al fin cumplir esa labor inmensa, pero lo cierto es que, por doquier en el mundo, tiene ya hecha, y la mantiene, su doble apuesta en favor de la verdad y de la libertad y que, llegado el momento, sabe morir sin odio por ella. Es esta generación la que debe ser saludada y alentada dondequiera que se halle y, sobre todo, donde se sacrifica. En ella, seguro de vuestra profunda aprobación, quisiera yo declinar hoy el honor que acabais de hacerme.

Al mismo tiempo, después de expresar la nobleza del oficio de escribir, querría yo situar al escritor en su verdadero lugar, sin otros títulos que los que comparte con sus compañeros, de lucha, vulnerable pero tenaz, injusto pero apasionado de justicia, realizando su obra sin vergüenza ni orgullo, a la vista de todos; atento siempre al dolor y a la belleza; consagrado en fin, a sacar de su ser complejo las creaciones que intenta levantar, obstinadamente, entre el movimiento destructor de la historia.

¿Quién, después de eso, podrá esperar que él presente soluciones ya hechas, y bellas lecciones de moral? La verdad es misteriosa, huidiza, y siempre hay que tratar de conquistarla. La libertad es peligrosa, tan dura de vivir, como exaltante. Debemos avanzar hacia esos dos fines, penosa pero resueltamente, descontando por anticipado nuestros desfallecimientos a lo largo de tan dilatado camino. ¿Qué escritor osaría, en conciencia, proclamarse orgulloso apóstol de virtud? En cuanto a mi, necesito decir una vez más que no soy nada de eso. Jamás he podido renunciar a la luz, a la dicha de ser, a la vida libre en que he crecido. Pero aunque esa nostalgia explique muchos de mis errores y de mis faltas, indudablemente ella me ha ayudado a comprender mejor mi oficio y también a mantenerme, decididamente, al lado de todos esos hombres silenciosos, que no soportan en el mundo la vida que les toca vivir más que por el recuerdo de breves y libres momentos de felicidad, y por la esperanza de volverlos a vivir.

Reducido así a lo que realmente soy, a mis verdaderos limites, a mis dudas y también a mi difícil fe, me siento más libre para destacar, al concluir, la magnitud y generosidad de la distinción que acabáis de hacerme. Más libre también para decir que quisiera recibirla como homenaje rendido a todos los que, participando el mismo combate, no han recibido privilegio alguno y sí, en cambio, han conocido desgracias y persecuciones. Sólo me  falta dar las gracias, desde el fondo de mi corazón, y hacer públicamente, en señal personal de gratitud, la misma y vieja promesa de fidelidad que cada verdadero artista se hace a sí mismo, silenciosamente, todos los días.

Albert Camus

Fotografia de Camus per Loomis Dean

Editat per Gatopardo. blog.


* Al llegir aquest matí l'article de Lluís Foix a La Vanguardia: " Hacer y sufrir la historia" he sentit la necessitat de conèixer el discurs d'Albert Camus a l'any 1957. Ara fa 55 anys*.
I com bé diu el Sr. Lluis Foix, és d'una gran actualitat.

http://www.lavanguardia.com/opinion/articulos/20121030/54353646840/hacer-y-sufrir-la-historia-lluis-foix.html

dilluns, 29 d’octubre del 2012

CIUTAT OBERTA. Teju Cole.

Ciutat Oberta
Teju Cole
Quaderns Crema Ed.
309 pàg.
Trad. de Xavier Pàmies

Se'ns expliquen en primera persona els passejos de Julius, jove psiquiatre d'origen nigerià pels carrers de Nova York.
Els desplaçaments i les sensacions que va tenint enimg de la ciutat i els carrers i barris que la formen.
Com anem veient aquests passejos i la ciutat que l'envolta i com els pensaments i records d'ell van sortint i li fan companyia dins aquesta metròpoli grandiosa...
La novel·la s'imposa lentament a la guia de viatges i anem descobrint, pàgina a pàgina, i record a record, un personatge emocionalment complexe...
L'autor talla el ritme narratiu (crec que per bé) quan fa anar al protagonista de viatge a Brussel·les i allà troba nous personatges...
També hi ha moments molt bons com les pàgines de les xinxes, quan parla d'una pel·lícula de Victor Erice, està a la Zona 0 o fa les últimes visites a un vell professor que havia tingut...

"¿Qui, en l'era de la televisió, no s'ha quedat davant del mirall imaginant-se la vida com un espectacle amb una multitud d'espectadors?"

Quan falten 10 o 15 pàgines pel final, hi ha una escena, que si t'ho pares a pensar pot donar-li tota una dimensió nova al personatge i la novel·la, potser com si fos una fugida endavant, però al mateix temps sembla com si l'autor tampoc no li interessés gaire fer-ho i ho deixa una mica amagat...

El relat va a un ritme especial i és molt peculiar la relació d'aquest personatge solitari i caminant amb la ciutat que l'acull...

"...i vaig sentir una admiració íntima per com de de pressa la vida va fent el seu ritme."

dimarts, 23 d’octubre del 2012

El cas Cela



Gustavo Guerrero
Historia de un encargo:
"La catira" de C. J. Cela
Premi Assaig 2008
Anagrama



Estava pensant en el comentari que feia elPac a l'entrada sobre L'abella Maia de Bonsels escrita per l'Enric, encetant un interessant debat al bloc respecte de si cal separar la trajectòria personal d'un autor de la qualitat, la independència i l'autosuficiència de la seva obra un cop publicada, moment en què -com diu la miu- ja pertany als lectors.

Mentre li donava voltes a la qüestió de la idelogia i l'actitud acomodatícia d'alguns escriptors, m'ha vingut al cap el cas de Cela, un cas que l'editor i assagista veneçolà Gustavo Guerrero va explicar i documentar a l'excel·lent treball que us porto i que va aconseguir el premi d'assaig atorgat per Anagrama el 2008.

La història, silenciada durant anys, i que sembla ser que no esmenta cap biografia de Cela, comença quan el règim de Franco, a meitat dels anys 50, envia l'escriptor a fer un periple per terres llatinoamericanes amb la intenció d'establir llaços culturals amb alguns països germans, per allò de les arrels comunes, la Hispanidad, la Madre Patria i tot aquell reguitzell d'expressions tan típiques de la retòrica franquista.

La fama de republicà i d'opositor al règim que tenia Cela entre la intel·lectualitat i també entre els espanyols exiliats venia donada pel contingut de la seva novel·la La Colmena (1951), certament crítica amb el poder, a més d'un magnífic retrat coral del Madrid de la postguerra. 

Quan l'escriptor arriba a Veneçuela el juliol de 1953, ho fa més com a convidat oficial del govern que no pas (com havia succeït a les seves estades a Colòmbia i Equador) com a intel·lectual, tot i que dóna conferències i col·labora en revistes literàries.


Però abans de seguir amb la història, permeteu-me que contextualitzi amb quatre dades el moment polític que es vivia al país suramericà quan Cela hi va anar, així com els antecedents històrico-literaris que havien anat conformant aquella república. Per fer-ho, és indispensable referir-se a Marcos Pérez Jiménez, president del país a causa d'un cop d'Estat l'any 1948, per culpa del qual fou enderrocat l'escriptor Rómulo Gallegos, que havia accedit a la presidència el febrer del mateix 1948. Pérez Jiménez instaurà una dictadura militar semblant a la que Franco havia imposat a Espanya l'any 1939, i podríem dir que Cela va ser l'instrument perfecte i voluntari per unir els interessos de les dues dictadures, tot embolcallant-los en una pretesa unitat idiomàtica i cultural. 
  
Rómulo Gallegos havia publicat el 1929 la novel·la Doña Bárbara, autèntic referent nacional de Veneçuela i, especialment, del folclore i els trets distintius de la zona dels Llanos, que era com una metàfora de tot el país. A través de la figura de la dona terratinent, Gallegos denunciava la secular injustícia i caciquisme que a l'època havia representat la dictadura de Juan Vicente Gómez (1908-1913). 

Pérez Jiménez, a través de Vallenilla Lanz, el seu ministre de Relacions Interiors i ideòleg del delirant Nuevo ideal nacional, va encarregar a Cela l'elaboració d'una obra "de caire veneçolà" que contrarrestés la ideologia de Doña Bárbara i quedés a la memòria col·lectiva com l'autèntic referent panhispànic de la literatura del país. Cela es va decantar per una sèrie de novel·les que reflectissin el tarannà més tòpic i típic de Veneçuela. La primera de la sèrie, i també l'única, va ser La catira, el títol de la qual ja mostra evidències d'aquesta voluntad d'incloure lèxic típicament de la zona (aquí podeu veure el significat de la paraula).                 
                                                                                    
Primera edició de La catira







Primera edició de Doña Bárbara



















La idea dels capitosts veneçolans era desenvolupar una política de turisme que havia d'atraure europeus al seu país per tal de revifar-ne l'economia i, de pas, donar a conèixer Veneçuela. També es va intentar amb els nordamericans quan li van encarregar a Alexander Calder unes escultures mòbils que es van instal·lar a la Universitat Central de Caracas. Cela, per la seva part, i segons explica Gustavo Guerrero, va acceptar la proposta i li va donar forma: enlloc d'escriure un assaig geogràfic i costumista (com temps després va fer amb Viaje a la Alcarria i Viaje al Pirineo de Lérida), va decidir afrontar l'encàrrec partint de la ficció, però sense perdre de vista que impregnar-la de caràcter ideològic i d'elements folclòrics era el principal requisit. 

Així, i com es fa palès a un dels subtítols del llibre de Guerrero (on es parafrassegen les paraules del líder històric de la socialdemocràcia Rómulo Betancourt a propòsit del corpus ideològic del perezjimenisme), calia recollir un amasijo de sólidos lugares comunes reaccionarios que contentessin tothom. I, en paraules del propi president Pérez Jiménez, mejorar el componente étnico de la nación venezolana.

Així doncs, Cela es dedica a exaltar els valors més conservadors rendint culte al passat i enaltint la figura del cabdill com a heroi patri. Tal i com remarca Guerrero, es diria que l'estructura i la història de la novel·la queden supeditades als molts detalls de llanerismo que, en diverses correccions dels manuscrits, Cela va afegint per tal de complaure la particular estètica perezjimenista i donar fe d'un veneçolanisme d'imitació, ridícul en un escriptor gallec que, com qui diu, acabava d'arribar al país (i que, a més, mostrava la sempiterna posició de superioritat de l'espanyol envers els indígenes, que sembla que li pertanyin per dret de conquesta). Un exemple ben clar d'aquests afegitons ens el dóna Guerrero a la pàgina 139, a propòsit de la redacció de la primera escena, que reprodueixo a continuació:

Don Filiberto Marqués ni aún miró a Clorindo López. Hace ya muchos años, de niños, don Filiberto Marqués le atapuzó una pedrada a Clorindo López y le saltó un ojo.

[i afegeix Gustavo Guerrero]: se convierte tras varias correcciones y retoques en (la cursiva es mía):

Don Filiberto Marqués ni aún miró a Clorindo López. Clorindo López, la verdad por delante, tampoco tenía mucho que mirar. Tuerto y con dos dedos de menos, su pinta recordaba la del araguato. 

Fent servir lèxic típic de la zona com calcanapire, cozuina, orúo i güirirí (certament, una riquesa idiomàtica, tot i que malbaratada), Cela vol donar signes de veneçolanitat i no s'està d'estudiar la parla llanera i de recollir vocables de la flora i la fauna del lloc. Incorpora, aiximateix, coplas populars de la zona, per a major glòria de l'esmentat Nuevo Ideal nacional (sense oblidar l'aquiescència i satisfacció del franquisme que, gràcies a la col·laboració del govern veneçolà, espiava les activitats dels exiliats espanyols que s'havien refugiat per aquelles contrades).

Malgrat tots els seus esforços, l'aventura literària veneçolana de Cela no és ben acollida al país americà. Els intel·lectuals veneçolans rebutgen la novel·la per falsament exòtica i paternalista, i perquè no veuen amb bons ulls que un espanyol de la Madre Patria interpreti des de dins, amb uns propòsits més polítics que no pas literaris i fent servir un llenguatge i uns girs idiomàtics que li són aliens, la idiosincràsia del poble de Veneçuela. Però és que en realitat, La catira no va agradar ni a l'oposició política ni al govern que l'havia encarregada, motiu pel qual Cela retorna a Espanya precipitadament. El règim franquista també se'n va veure afectat en frustrar-se les seves expectatives culturals i polítiques amb Veneçuela.

Per concloure, transcric un paràgraf del capítol final del llibre de Guerrero, on fa unes reflexions amb les que estic plenament d'acord i que em serviran per posicionar-me en aquest debat que es va obrir a ca'ls orfes. Ho resumiria dient que si a la bona literatura s'hi val tot, a la vida, no:

Las causas de ese gran fiasco que fue La catira son, como habrá podido apreciarse, numerosas, complejas y diversas. Las hay biográficas (y aun bajamente biográficas), las hay literarias, las hay políticas y también eminentemente culturales. Cela da muestras de un oportunismo, una avidez y un menosprecio hacia los otros sencillamente bochornosos; su novela, escrita para un horizonte de escucha español, mal podía calzar con las expectativas nacionales del perezjimenismo ni, en general, con el horizonte venezolano; en fin, culturalmente la incomprensión fue honda y manifiesta. Me repito: no hubo sin duda una causa única para un hecho como éste, que exige lecturas varias y concomitantes. Existe, sin embargo, un factor que está presente de principio a fin y en todas y cada una de las etapas de este affaire [...] Se trata de la lengua común. O me corrijo:  se trata, paradójicamente, de la lengua común.
   En efecto, como hemos visto, Camilo José Cela pone en ella toda su confianza cuando se lanza a la aventura de escribir La catira, pero, al mismo tiempo, es ella la que pareciera esconderle la verdadera distancia que lo separa de la posibilidad de aprehender en una justa medida la alteridad venezolana e hispanoamericana. Arma de doble filo, la lengua facilita y obstruye, le hace creer que entiende lo que en realidad no entiende y al final se le revela como un inseguro fundamento que le ha llevado a construir un castillo en el aire. Bien visto, quizás uno de los aspectos más escandalosos del asunto de La catira no radique solamente en la cuestión del encargo político y en los escasos escrúpulos que demuestra Cela a lo largo de esta historia; bien visto, quizás también haya algo de escandaloso en que la tan celebrada lengua común se haya mostrado incapaz de garantizar los niveles de comprensión suficientes para impedir que se produjera algo como La catira.  
(Op. cit. pàg. 267-8)

diumenge, 21 d’octubre del 2012

L'abella Maia


Corria per casa dels avis una bonica edició de les aventures de l'abella Maia, editada per l'editorial Juventud els anys 30 del segle XX. Va ser inevitable llegir-la, com llegia qualsevol cosa que queia a les meves mans infantils, sense saber què s'amagava veritablement darrere d'aquella història i d'aquell personatge aparentment innocents. Malgrat les influències nefastes que alguns s'entesten a atribuir a la lectura, l'abella Maia no va deixar cap pòsit en el meu subconscient com tampoc el va deixar la lectura d'El negrito que quería ser blanco, que ja vaig comentar en un altre apunt. Sortosament, és l'educació i l'entorn els que acaben marcant la nostra conducta.

Portada de l'edició alemanya de 1912
(Foto: micky the pixel)

Aquest 2012 se celebra (és una manera de dir-ho) el centenari de la publicació d'aquest "inofensiu" conte que per al comú dels mortals té com a única referència la sèrie de dibuixos animats japonesa creada per Hiroshi Sait i emesa per Televisión Española entre els anys 1975 i 1979. Però pocs deuen saber que l'autor de les aventures d'aquesta abella va ser l'escriptor alemany Waldemar Bonsels.

Waldemar Bonsels © Waldemar Bonsels Stiftung

Waldemar Bonsels (1880-1952) va gaudir d'una carrera literària plena d'èxits, sobretot pel que fa referència al volum de vendes, que el van convertir en un dels autors alemanys més llegits de la dècada de 1920. Durant la seva vida com a escriptor va publicar estudis de la natura, textos sobre filosofia de la religió, diverses novel·les eròtiques i alguna de lladres i serenos, i cròniques de viatges com Viatge a l'Índia (Indienfahrt;1916), que va vendre mig milió d'exemplars. Però l'èxit de vendes d'aquestes obres es queda petit comparat amb els dos milions d'exemplars venuts, només en alemany, de Die Biene Maja und ihre Abenteuerl (1912). Un èxit que dóna fe de la seva popularitat entre els lectors, però que contrasta amb l'opinió que el món literari alemany de la República de Weimar es feien d'ell, que se'n reien de la tendència de Bonsel al misticisme pseudoeròtic i a la relació de la natura amb Déu.

L'any 1933 alguns dels seus llibres van ser inclosos en el llistat d'obres prohibides pel nacionalsocialisme i van ser cremats públicament pel seu contingut eròtic, com va ser prohibida i destruïda l'obra de tants i tants escriptors i artistes alemanys acusats de decadents. Es van salvar, però, Viatge a l'Índia, l'Abella Maia i la continuació, El poble del cel (Himmelsvolk; 1915).


Bonsels va reaccionar de forma molt diferent a tots els intel·lectuals alemanys contraris a la política de Hitler. En lloc d'exiliar-se, es va quedar a Alemanya per demostrar que ell era en realitat un bon alemany que combregava amb l'esperit ari. De fet, no era gaire difícil veure'n la relació. El seu romanticisme tardà es podia posar fàcilment al servei de la causa ària. El seu amor a la natura es convertia en la defensa de la perfecció racial encarnada per la política racial nazi. Si les aventures de Maia es van salvar va ser perquè les autoritats nazis hi van saber veure el que el germanista Wilhelm Haefs defineix com "una amalgama de biologisme cru, darwinisme social, quimeres racistes i fantasies violentes excessivament literàries".


És evident que aquesta no és la imatge que ens va arribar a través de la sèrie japonesa de televisió, molt edulcorada. Però la lectura del llibre no transmet aquesta imatge dolça. Veiem, si no, un fragment prou exemplificant:

"En el nom del dret etern i en el nom de la reina, defenseu el regne!" -es va escoltar. Aleshores es va elevar i va omplir l'aire un rugit com cap altre crit de guerra que hagués commogut abans la ciutat. [...] Un jove oficial de les abelles no havia pogut esperar el final de l'ordre: volia ser el primer a atacar i va ser el primer a morir. Uns instants abans ja tremolava del desig de lluitar i estava disposat a saltar, i quan la primera paraula de l'ordre es va escoltar sobre el seu cap, es va llançar directament sobre l'intrús més avançat i el seva fibló fi i infinitament fort va trobar el camí entre el cap i l'anell del pit fins al coll del seu oponent. Va veure com la vespa es recargolava amb un crit furiós i semblava per un moment una bola groga i negra brillant, però llavors el fibló terrible del depredador va arribar al cor del jove oficial entre els anells del pit, i , mentre moria, es va veure a si mateix i al seu enemic moribund caient en un núvol d'abelles. La mort valenta del soldat va injectar en el cor de tots la benaurança salvatge de la disposició a morir, i l'atac de les abelles es va tornar una desgràcia terrible per als invasors.

Llegint aquest fragment no se'ns fa tan estrany que les aventures de maia fos un dels llibres més llegits entre els soldats alemanys del front. Com deia abans, no és tant el contingut ni les idees que hi ha al darrere (en aquest cas anteriors a la pujada del nazisme), sinó el context en què el llibre va triomfar: una faula com la de Maia justificava plenament que els soldats anessin cap a la mort per defensar un ideal que estava per sobre de les seves pròpies vides.

Els estudiosos afirmen ("Die Ambivalenzen des Waldemar Bonsels", Literaturhaus München, Múnic, març de 2011) que Bonsels no era estrictament un nazi, sinó un personatge ambivalent, feble, que va saber adaptar-se a la retòrica nacionalsocialista per construir-se una identitat que fos acceptada pels seus compatriotes. Evidentment, això no justifica res, i menys encara quan ens trobem amb el cim d'aquesta retòrica, en forma de tesi, en la seva obra posterior. Em refereixo a la novel·la Der Grieche Dositos (El grec Dositos, 1943). Sense abandonar el deisme que amarava la seva obra i la seva vida, Bonsels va plantejar una tesi antisemita que va fer arribar personalment a les jerarquies nazis. En el pròleg es pot llegir el següent: "L'enorme i violenta commoció portada al món per Adolf Hitler no només va sacsejar el judaisme, sinó també tot allò que venint del judaisme pateix l'església cristiana. [La publicació d'aquest llibre] potser tingui una conseqüència, i la porto aquí a consideració. Aquesta conseqüència serà el suport mundial a l'antisemitisme [...] i una visió alliberada de la figura de Crist, que no va ser cap jueu sinó un galileu".

Acabada la guerra, Bonsels va ser sotmès a un procés de desnazificació, si és que existeix cap teràpia per a casos d'aquesta mena. Va ser prohibida la publicació de les seves obres, però demostrant un cop més el caràcter feble i pusil·lànime que abans he esmentat, Bonsels va fer tot el possible per evitar aquesta prohibició amb la intenció de netejar el seu nom. I no va parar fins que li van publicar una nova versió d'El grec Dositos neta de qualsevol element antisemita.

Tot i així, mai més va recuperar el reconeixement de què havia gaudit a l'Alemanya nazi. Va morir, però, sense saber que el futur li tenia reservat un èxit apòcrif gràcies als dibuixos animats i que milions de nens rebrien a través de Maia, Willi, la llagosta Flip, l'aranya Tecla, la mosca Puck i l'abnegat escarabat Kurt un missatge de tolerància (ensucrada, això sí), que era tot el contrari del que ell havia previst. Si Bonsels no va recuperar mai la integritat que no mereixia, els seus personatges sí.

Edició de l'editorial Joventud (1930)