Concentrado en proyectar el brillo de la pistola contra el cristal, el chico pregunta:
-¿Me dijiste que es para tu esposa?
-Sí, pero voy a contratar a un profesional.
El pasatiempo del resplandor en el espejo empezó a molestarlo y cerró los ojos. Casi nunca recogía muchachos en la calle, pero esta vez...
-¿Por qué no me usas a mí?
-Interesante propuesta. Pero, ¿quién sería tan ingenuo como para contratar a un chiquillo?
Escuchó una risa. Levantó los párpados.
La pistola siguió brillando mientras lo apuntaba.
-Tu esposa.
Solange Rodríguez Pappe
La primera vez que vi un fantasma
Editorial Candaya, 2018
pàgina 118
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