dijous, 20 de maig del 2010
I
Era bella, elástica, con una piel tierna del color del pan y los ojos de almendras verdes, y tenía el cabello liso y negro y largo hasta la espalda, y una aura de antigüedad que lo mismo podía ser de Indonesia que de los Andes. Estaba vestida con un gusto sutil: chaqueta de lince, blusa de seda natural con flores muy tenues, pantalones de lino crudo, y unos zapatos lineales del color de las bugambilias. "Esta es la mujer más bella que he visto en mi vida", pensé cuando la vi pasar con sus sigilosos trancos de leona, mientras yo hacía la cola para abordar el avión de Nueva York en el aeropuerto Charles de Gaulle de París. Fue una aparición sobrenatural que existió sólo un instante y desapareció en la muchedumbre del vestíbulo.
Eran las nueve de la mañana. Estaba nevando desde la noche anterior, y el tránsito era más denso que de costumbre en las calles de la ciudad, y más lento aún en la autopista, y había camiones de carga alineados a la orilla, y automóviles humeantes en la nieve. En el vestíbulo del aeropuerto, en cambio, la vida seguía en primavera.
Yo estaba en la fila de registro detrás de una anciana holandesa que demoró casi una hora discutiendo el peso de sus once maletas. Empezaba a aburrirme cuando vi la aparición instantánea que me dejó sin aliento, así que no supe cómo terminó el altercado, hasta que la empleada me bajó de las nubes con un reproche por mi distracción. A modo de disculpa le pregunté si creía en los amores a primera vista.
"Claro que sí", me dijo. "Los imposibles son los otros". Siguió con la vista fija en la pantalla de la computadora, y me preguntó qué asiento prefería: fumar o no fumar.
-Me da lo mismo- le dije con toda intención-, siempre que no sea al lado de las once maletas.
Ella lo agradeció con una sonrisa comercial sin apartar la vista de la pantalla fosforescente.
- Escoja un número- me dijo-: tres, cuatro, o siete.
- Cuatro.
Su sonrisa tuvo un destello triunfal.
- En quince años que llevo aquí- dijo-, es el primero que no escoge el siete.
........
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no puc veure la imatge, però el text promet
ResponElimina....
.... ja s'ha obert la imatge...Isabel ens diràs alguna cosa més, o ens deixaràs amb la incògnita?
ResponEliminaGràcies, Isabel!
ResponEliminaEl començament del conte "El avión de la Bella Durmiente" fa venir ganes de seguir llegint-lo. I no defrauda: el final és colpidor... I no vull comentar res més per si la gent no l'ha llegit.
Immens García Márquez!!!
Anotat, gràcies Isabel i sícoris!!
ResponElimina