dijous, 2 d’abril del 2015

El ruido y la furia (The sound and the fury, 1929). William Faulkner

William Faulkner
El ruido y la furia (the sound and the fury, 1929)
Editorial Alfaguara. Madrid, 2010
Traducció al castellà d'Ana Antón-Pacheco

William Faulkner (1897-1962) fou un escriptor total i absolutament arrelat a la terra del Sud dels Estats Units on va néixer, créixer i morir. Tota la seva obra s´assenta a les arrels d´aquest territori decadent i devastat,  que en altre temps esdevingué una forma de societat medieval i colonial: aristocràcia militar, esclavisme, agricultura i puritanisme religiós exacerbat. 


A “El ruido y la furia”, Faulkner crea una estructura narrativa formada per cinc parts. Les dues primeres –on dos dels fills de la família s'expresen en uns confusos i terribles monòlegs interiors-  son il·legibles o millor dit, inintel·ligibles. La tercera comença a obrir la llum (on el fill més cruel i codiciós agafa la batuta del monòleg) i la quarta –la única narrada en tercera persona i que converteix a la criada negra de la família en un personatge mític i purificador- s'erigeix en una gran finestra oberta, clara i neta. Finalment, l'autor conclou la novel·la amb una mena de glossari aclaridor on hi trobem moltes respostes abans ocultes (aquesta última part la va afegir Faulkner anys després d'escriure l'obra, donat que tothom es queixava de que era massa críptica i incomprensible).

L'escriptor, editor i crític literari català, Carlos Pujol, va escriure una amena i llarga ressenya de “El ruido y la fúria” de William Faulkner, a “La Vanguardia” al 14 de setembre de 1972. Sense que serveixi de precedent adjunto algunes de les reflexions del crític, amb les quals estic totalment d'acord:

“Faulkner ideó un rompecabezas narrativo en cinco partes, cada una de las cuales tiene una función contraria a la que cabía esperar. Las tres de en medio (más de dos tercios del total de la obra) constituyen el cuerpo del relato, pero en ellas no se entiende casi nada. Si a esto se añade el empleo del monólogo interior, la confusión sistemática del orden cronológico y el lío de los nombres que se repiten, no es exagerado decir que la paciencia del lector se somete a una prueba durísima. (...)  Estamos en Jefferson, una localidad del sur de los Estados Unidos, y se nos habla de una familia que fue rica y poderosa y que ha venido a menos, sobre la que parece pesar una maldición. Los padres, abúlicos y alcoholizados, refugiándose en el consuelo de su supuesta distinción social, ven cómo su estirpe degenera física y moralmente. De sus cuatro hijos, uno, Benjy, es idiota y sordomudo al que hay que castrar; la hija, Caddy, cometerá incesto con su hermano Quentin, quien acaba suicidándose. Y Jason. «el único que tiene sentido comercial», es cruel y codicioso. La maldición se perpetúa en la hija de Caddy, también llamada Quentin, que sigue los pasos de su madre huyendo con un cómico de un circo ambulante después de robar a su tío Jason, quien durante una serie de años había estado apropiándose de un dinero que pertenecía a la joven. Nadie escapa a las bajezas y a los horrores, se sufre ciegamente, de un modo irremediable, quizá por culpas ignoradas, sólo los criados negros, que asisten con una actitud casi distraída, ausente, a tanta acumulación de desdichas, quedan al margen como una reserva de salud y sencillez primitivas que enlaza con «los buenos tiempos» de antaño.(...) Faulkner quiere que el lector participe también de esta sensación y nos obliga a ser como el sordomudo, que ve hablar y no sabe lo que se está diciendo, que ve ocurrir cosas a su alrededor y no las entiende. El caos no tiene salida ni para los personajes ni para nosotros, y la novela se cierra implacablemente negándose a todo sentido, por ser demasiado horrible; son fuerzas que entrechocan porque sí con violencia, estruendo y furor que como en la frase de Shakespeare no significan nada.”
(Carlos Pujol. La Vanguardia, 14-09-1972)

2 comentaris:

  1. Caram, Eduard, sembla ben dur...

    ResponElimina
  2. AS I LAY DYING (Mentre agonitzo), W. FAULKNER, 1930
    Un altre Faulkner que s'ha de llegir tant sí com no.

    Imma C.

    ResponElimina