dilluns, 16 de setembre del 2013

"Canadá". Richard Ford. Comentari i fragment.

Richard Ford
Canadá (Canada, 2012)
Traducció al castellà de Jesús Zulaika.
Editorial Anagrama. Barcelona 2013.
510 pàgines
24,90 Euros.

Richard Ford no és un escriptor com els demés. Encara que es un narrador nord-americà i modern, tinc la sensació que la seva forma d´escriure pertany a una altre època. Us he de confessar que la seva nova novel·la m´ha costat llegir-la. “Canadà” és una obra de ritme lent i reflexiu, a estones molt lent, fins al punt en el que les paraules acaben constituint un gran mur de contenció. En el moment en el que aconsegueixes superar-lo, el mur, assoleixes una alçada molt elevada, cosa que et dona una perspectiva apassionant i única.
Ford ens mostra, en aquest llibre, probablement un dels retrats més tristos i precisos de la soledat americana; i dic bé, tristos. “Canadà” es una obra mestra, però de la tristesa, de la desesperança. Vaig llegir l´article que li va dedicar la setmana passada en Robert Saladrigues al Culturas de la Vanguardia. El senyor Saladrigues sosté que Ford ha escrit un llibre “sec”, d´una sequedat excessiva. Jo dic sec i trist.  

El narrador, un home ja adult, ens rememora com la seva vida va quedar abruptament trencada, fracturada, als quinze anys, quan els seus pares van atracar un banc, a finals dels anys 50.
La fugida del jove al Canadà obre la segona part de la historia. Allà, en aquell país, en el fons tan desconegut pels nord-americans, començarà un nova vida amb tan sols quinze anys.

Com ja he dit abans, per a mi estem davant d´una obra mestra. Només cal llegir-la amb el cor encongit.

Us adjunto un fragment situat al bell mig de la novel·la, totalment il·lustratiu de tot el que he dit.


“En su “Crónica de un acto criminal cometido por una persona débil”, nuestra madre escribió como si Berner y yo estuviéramos presentes y pudiéramos leer sus pensamientos en el instante mismo en que los iba registrando, y fuéramos sus confidentes y nos beneficiáramos de tales pensamientos. Su crónica representa para mí su voz más verdadera, la que nosotros sus hijos nunca oímos y sin embargo la voz con la que se hubiera expresado si alguna vez hubiera podido hacerlo cabalmente, sin los límites que le había impuesto la vida. Esto mismo sin duda es cierto con todos los padres y los hijos. Uno no conoce más que una parte del otro. Nuestra madre no viviría mucho tiempo en la cárcel de Dakota del Norte. Y cualquiera puede ver –suene o no a verdad lo que lee en ella- que cuando escribía esto estaba empezando a derrumbarse.

Queridos míos:
Los dos habréis cruzado ya una frontera nacional, lo cual no es lo mismo que recorrer una calle, ¿no es cierto? Es un comienzo nuevo, aunque por supuesto no existe tal cosa como un comienzo nuevo por completo. Se trata del mismo comienzo, pero emprendido bajo una luz nueva. Yo lo sé todo acerca de esto. Pero vosotros dispondréis de una nueva oportunidad allí en Canadá, y no se os mancillará más por culpa de vuestro padre y mía. A nadie le importará de dónde venís ni lo que habéis hecho. No llamaréis la atención en absoluto. Yo nunca he estado allí, pero es un país que se parece mucho a los Estados Unidos. Lo cual es bueno.
Recuerdo las cataratas del Niágara: cómo las contemplaba desde el otro lado cuando era una chica de viaje con sus padres. Habéis visto esa foto. Sea lo que sea lo que separa a la gente, las cataratas siguen allí (para mí, al menos). No sabemos distinguir con la suficiente claridad, ¿sabéis?, entre cosas que parecen iguales pero son distintas. Vosotros deberíais saber distinguirlas siempre. Oh, bueno. Vais a disponer de montones de mañanas para pensar en todo esto. Nadie os dirá cómo sentiros. Tú ya imaginas el mundo como su contrario, Dell. Me lo dijiste. Ésa es tu fuerza. Y tú, Berner, tú tienes un sentido de lo extraordinario, así que te las arreglarás bien. Mi padre cruzó muchas fronteras después de Polonia, antes de llegar a Tacoma, en Washington. Siempre supo extraer autoridad de su presente. Sin la menor duda.
He descubierto dentro de mí una frialdad completamente nueva. No es malo encontrarte un lugar frío en el corazón. Los artistas lo hacen. Puede que lo llamen de otra forma... ¿Fuerza? ¿Inteligencia? Antes rechazaba esa frialdad, por vuestro padre. O intentaba rechazarla. No hago sino intentar seros de ayuda desde aquí, pero no estoy en una situación muy favorable. Estoy segura de que lo comprenderéis...

He leído esta “carta” muchas veces. Y cada vez que lo hago vuelvo a caer en la cuenta de que nunca esperó volver a vernos a Berner y a mí. Sabía muy bien que aquél era, para todos nosotros, el fin de la familia. Y eso es algo más que triste.”

   

3 comentaris:

  1. Efectivament, és una obra per saborejar cara paràgraf.

    santi.

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  2. Eduard,
    Jo he passat una setmana gaudint d'en Richard Ford. Trobo que és una novela més convencional que les altres que havia escrit, sobre tot "el periodista deportivo" i la resta de la trilogia d'en Bascombe. Aquí no utilitza aquest present que fa que sigui com un retrat de la vida absolutament quotidiana. Però, m'ha agradat molt. Si algú vol continuar una vida "canadenca", us recomano "La versió de Barney", també sobre Canadà, d'en Richler

    Rafa.m

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  3. Rafa, totalment d´acord amb tú. Ford ha passat del present continu (propi del seu gran triptic) al preterit imperfecte a "Canadà".
    Jo també he llegit "la versión de Barney" i em va encantar. En aquest blog hi trobaràs un article meu sobre l´obra de Mordecai Richler.

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