Se quejaba Quim Monzó en un artículo de la Vanguardia de que hubieran dedicado un callejón que no lleva a ningún lado a un escritor de la talla de Pere Calders.
En un principio no iban a cambiarle el nombre al anterior bar de toda la vida, el Bar Paloma, pero después de tanta reforma decidieron ponerle también su nombre.Todos los cuadros de las paredes son de Ramón Lamarca, que junto a su hijo Marc, regentan el local. En la parte de la entrada, la que da al pasaje, quieren hacer una especie de patio andaluz y es verdad que han hecho que el gris callejón se convierta en un lugar más agradable.
Tienen estanterías con libros de Pere Calders, pondrán una parada de libros por Sant Jordi y han incluido en la carta algunos platos mejicanos, los nachos del presidente, las quesadillas y el guacamole, como recuerdo de su exilio de más de veinte años en Méjico.
seriebcn.net
Gràcies, Isabel,
ResponEliminaafegit al plan de viatge
(que de moment segueix sent un "conte" somniat)
Avui hi he anat però estava ple a vessar. Un altre dia serà... Això sí: la pinta, boníssima!
ResponElimina"-Deixem-ho així-convingué l´amic,
ResponEliminamatant brutalment una prometedora controvèrsia."
Pere Calders
I.
I.