diumenge, 15 de març del 2015

El Cuarteto de alejandria. (The Alexandria Quartet). Lawrence Durrell


El Cuarteto de alejandria (The Alexandria Quartet)
Autor: Lawrence Durrell

Justine (1957)
Balthazar (1958)
Mountolive (1958)
Clea (1960)
Editorial 
Edhasa
Traductors al castellà:
Justine i Balthazar: traduït per Aurora Bernárdez
Mountolive: traduït per Santiago Ferrari.
Clea: traduït per Matilde Horne

1.- Feia molts anys que havia sentit parlar del Quartet d'Alexandria. Recordo que confonia l'autoria de l'obra, atribuint-la a Gerald Durrell, i sempre m´havia intrigat com l'autor de “La meva família i d'altres animals” havia pogut construir una peça com aquella, de la que es deia que contenia potents passatges d'una sordidesa i sexualitat remarcables. Finalment quan vaig aprofundir més vaig descobrir que l'autor era Lawrence Durrell (germà d'en Gerald).

2.- El fet de que “El Quartet...” hagi estat sempre comparat amb “La recherche...” de Marcel Proust ja em provocava moltes ganes de llegir-lo. Un cop vaig començar hi vaig trobar importants diferències i algunes similituds. En tot cas Lawrence Durrell fou un narrador incomparable amb qualsevol altre; malgrat que la influencia proustiana persisteixi, encara avui, a la seva obra.

3.- El Quartet el formen, lògicament, quatre llibres, i cadascun d´ells porta per títol un personatge diferent de l'obra: Justine, Balthazar, Mountolive i Clea.
El narrador o figura central del quartet es Darley, mestre d´anglès a Alexandria i escriptor amateur que serà el dipositari de tota la historia.

4.- El Quartet adopta en cada llibre una mirada diferent, creant un conjunt “Rashomonià” on la mateixa acció i els mateixos esdeveniments seran expressats de formes diferents segons el personatge que els expressi. Només el darrer llibre –Clea- farà avançar la historia fins al final.

Valgui aquest fragment del darrer llibre (Clea), com exemple, i on Durrell posa en boca del metge jueu Balthazar la gènesis de tot el quartet i una absoluta declaració de principis de l'obra:

“-¿Y la literatura? –preguntó al cabo.

- Detenida. No creo que pueda hacer nada más por el momento. Por alguna razón, no puedo conciliar la verdad con las ilusiones del arte sin que se vea la brecha, ¿sabe?, como un costurón deshilachado. Precisamente en eso pensé en Karm, cuando volví a ver a Justine. Pensaba que, a pesar de la falsificación de los hechos, el manuscrito que le envié era en cierto modo poéticamente verdadero, o psicográficamente, si prefiere. Pero un artista que no es capaz de amalgamar los elementos, falla. Voy por mal camino.

- No veo por qué. En realidad, ese mismo descubrimiento tendría que alentarlo en lugar de turbarlo. Me refiero a la mutabilidad de toda verdad. Un mismo hecho puede tener mil motivos, todos igualmente válidos, y además mil rostros. ¡Hay tantas verdades que no tienen nada que ver con los hechos! Su deber es perseguirlos hasta conseguir atraparlos. En cada instante la multiplicidad acecha a sus espaldas. Pero Darley, eso debería conmoverlo y dar a su literatura la plenitud de curvas de una mujer encinta.”


Lawrence Durrell
Clea. El cuarteto de Alejandría IV


5.- Durrell, al igual que va fer Proust, utilitza el flux del temps com a caudal continu de personatges, converses, revelacions. La trama té lloc a Alexandria (ciutat-mite, cresol de civilitzacions i entramat moral i social on el temps sembla haver-se detingut eternament, i alhora fluir cap endavant i cap endarrere, de tal forma que el lector només ha de deixar que la prosa l'invaeixi i el commogui lentament, poèticament). Paral·lelament, Durrell introdueix trames secundaries molt suggerents: la vida diplomàtica del declinant Imperi Britànic, la literatura dins la literatura (en un passatge fascinant, el narrador utilitza una novel·la auto referencial escrita per un fictici escriptor francés per poder reflexar el caràcter del personatge de Justine, creant un joc de miralls impressionant). Tot plegat estem davant d'una Catedral de la literatura de la segona meitat del segle XX.

La lectura d'aquests quatre llibres m'ha impressionat molt, ha estat per a mi una experiència emocionant i profundament artística. Estem davant d´una literatura totalitzadora i multiconceptual: sensitiva, poètica, antropològica, històrica, social, metafòrica, elegíaca, mestissa, memorialista, realista i alhora màgica, i sempre, sempre portadora d´una bellesa narrativa excepcional. UNA OBRA MESTRA ABSOLUTA.

Deixo finalment alguns dels passatges més bells, profunds i poètics del quartet com a colofó final:


“Retrocedo paso a paso en el camino del recuerdo para llegar a la ciudad donde todos vivimos un lapso tan breve, la ciudad que se sirvió de nosotros como si fuéramos su flora, que nos envolvió en conflictos que eran suyos y creíamos equivocadamente nuestros, la amada Alejandría.
¡He tenido que venir tan lejos para comprenderlo todo! En este desolado promontorio que Arcturo arranca noche a noche de las tinieblas, lejos del polvo calcinado de aquellas tardes de verano, veo al fin que ninguno de nosotros puede ser juzgado por lo que ocurrió entonces. La ciudad es la que debe ser juzgada, aunque seamos sus hijos quienes paguemos el precio.”
(...)
“Entre muchos fracasos, cada cual escoge aquel que menos compromete su orgullo. Los más tenían que ver con el arte, la religión y las gentes. Había fracasado en el arte (se me ocurrió en ese mismo momento) porque no creía en la discontinuidad de la personalidad humana (Pursewarden anota: “Una persona ¿es continuamente ella misma, o lo es una y otra vez de una manera consecutiva, a una velocidad tal que produce la ilusión de una estructura continua, como el parpadeo de las viejas películas mudas?”.) No creía lo bastante en la autenticidad de la gente, y por lo tanto no podía retratarla con éxito. ¿Y la religión? No me interesaba ninguna religión en la que hubiera la más mínima huella propiciatoria ¿y en cuál no la había? Mal que le pesara a Balthazar, me parecía que en el mejor de los casos las iglesias y las sectas eran escuelas donde se aprendía a luchar contra el miedo. Pero el último, el peor fracaso (hundí la boca en el negro y viviente cabello de Justine) era el fracaso con la gente, nacido de un desasimiento espiritual cada vez mayor que, si bien me dejaba en libertad de simpatizar, me vedaba la posesión. De una manera tan progresiva como inexplicable, mi capacidad de amar disminuía mientras aumentaba en proporción contraria mi abnegación, mi capacidad de entrega, que es la mejor parte del amor.”

Lawrence Durrell
Justine. El Cuarteto de Alejandría I


“La ciudad, a medias imaginada (y sin embargo absolutamente real) empieza y termina en nosotros, tiene sus raíces plantadas en nuestra memoria. ¿Por qué debo volver a ella noche tras noche, escribiendo junto al fuego de algarrobo mientras el viento del Egeo se aferra a esta casa isleña, la aprieta y luego la suelta, doblando los cipreses como arcos? ¿No he dicho ya bastante de Alejandría? ¿Me dejaré contaminar otra vez por los sueños de la ciudad y el recuerdo de sus habitantes? ¡Esos sueños que creí cerrados bajo llave en el papel, confinados en las cámaras blindadas de la memoria! Se diría que me complazco en mi desdicha. Pero no es así. Un solo factor casual ha cambiado todo, me ha obligado a volver sobre mis pasos. La memoria, echándose un vistazo en el espejo.”


Lawrence Durrell
Balthazar. El Cuarteto de Alejandría II.


“- Nosotros no somos musulmanes sino cristianos como usted (...) Eso expresa exactamente el punto de vista británico, punto de vista con el que siempre hemos tenido que luchar los coptos. Antes de que ellos vinieran no había disensiones entre nosotros y los musulmanes de Egipto. Los británicos enseñaron a los musulmanes a aborrecer a los coptos y a discriminarlos. Sí Mountolive, los británicos. Fíjese en lo que le digo. Los británicos han hecho que los musulmanes nos opriman. Estudie la Comisión. Hable con sus compatriotas allí sobre los coptos, y verá el desprecio y la repugnancia que nos tienen. Se los han inoculado a los musulmanes. (...) Pero, además, ¿qué sabe usted o qué sabe cualquier inglés, ni le importa, de los coptos? Una oscura herejía religiosa, piensan, un lenguaje rebajado con una liturgia irremediablemente confundida por árabes y griegos. Siempre ha sido así. Cuando la primera cruzada conquistó Jerusalén, se ordenó expresamente que ningún copto entrara en la ciudad... “nuestra santa ciudad”. Tan poco era lo que distinguían aquellos cristianos occidentales entre los musulmanes que derrotaron en Escalón y los coptos, única rama de la Iglesia cristiana completamente incorporada a Oriente. Pero después, vuestro buen obispo de Salisbury declaró abiertamente que consideraba a estos cristianos orientales peores que los infieles y vuestros cruzados los masacraron alegremente. 
(...)
¿Sabe usted cómo nos llaman a nosotros los musulmanes? –Nuevamente meneó la cabeza.- Yo se lo voy a decir: “Gins Pharaoony”. Sí, somos el “genus Pharaonicus”, los verdaderos descendientes de los antiguos, el verdadero meollo de Egipto. Nosotros nos llamamos “Gypt”, egipcios antiguos. Pero somos cristianos como ustedes, aunque de la vena más pura y antigua. Durante todo ese tiempo hemos sido el cerebro de Egipto, aun en la época del Kedive. A pesar de las persecuciones, hemos conservado un lugar honroso aquí; siempre han respetado nuestro cristianismo. Aquí, en Egipto, no allá en Europa. Sí; los musulmanes, que han odiado a los griegos y judíos, reconocieron en los coptos a los verdaderos herederos de la antigua sangre egipcia.”


Lawrence Durrell
Mountolive. El Cuarteto de Alejandria III


“Una ciudad se convierte en un mundo cuando se ama a uno de sus habitantes. Toda una nueva geografía de Alejandría había nacido a través de Clea, recreando sus antiguos significados, renovando atmósferas semiolvidadas, arrastrando el aluvión multicolor de una nueva historia, una nueva biografía. Recuerdos de viejos cafés a lo largo de la costa en los bronceados plenilunios, los toldos rayados flotando en la brisa marina de la medianoche. Cenas tardías, la luna rielando nuestras copas (...) Pero si Clea tiritaba, no era todavía con la premonición de la muerte, sino tan sólo a causa del peso de la tierra grávida amontonada sobre nosotros metro a metro. Cualquier criatura solar hubiese temblado allí. El claro vestido de verano tragado por las tinieblas. “Tengo frío. Vamos.”
Sí, hacía frío allí. Pero que agradable era salir de aquella oscuridad a la ruidosa, anárquica vida de la calle abierta. Así ha de haberse levantado el dios-sol, liberándose de la húmeda prisión de la tierra, sonriendo al decorado cielo azul que inspiraba el viaje, a la liberación de la muerte, a la renovación de la vida de criaturas comunes.
Sí, los muertos están en todas partes. No se los puede eludir tan fácilmente. En cada uno de los rincones de nuestras vidas secretas sentimos la triste y ciega presión de sus dedos despojados pidiendo que se les conceda un recuerdo, que se los haga renacer a la vida, invadir nuestros abrazos. Llevamos dentro de nosotros, como trofeos biológicos, la herencia de sus fracasos vitales; la forma de unos ojos, la curva de una nariz; o en líneas más fugitivas aún como la muerta risa de alguien, o un hoyuelo que despierta una sonrisa tiempo ha enterrada. El más simple de aquellos besos nuestros poseía un linaje de muerte. En ellos se amparaban amores olvidados, ansiosos por renacer. Las raíces de todos los suspiros están enterradas en el suelo.”


Lawrence Durrell
Clea. El Cuarteto de Alejandría IV

5 comentaris:

  1. És curiós, vaig llegir el quartet fa molts, molts, anys, jo era terriblement jove i quan vaig acabar Justine vaig plorar pensant en tots els anys que em quedaven per viure i com em seria de difícil poder llegir una obra que la superés. Les altres tres una delícia que em retronaven constantment a ella a Justine, la primera, que continuava amb el qualificatiu d'insuperable. Tinc el quartet a la llibreria de casa, ha canviat molts cops de llibreria des de llavors, i mai no l'he tornat a llegir, tot i que l'he tingut moltes vegades a les mans a punt de fer-ho.

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    1. Certament, Magda, la lectura de "Justine" (el primer llibre) es una gran experiència. Els quatre llibres es retroalimentan i formen un tot, un conjunt impresionant. Personatges creats per Durrell (Justine, Nessim, Purserwarden, Melissa, Leila, Darley, Scoby, Naruz, Clea, Balthazar o Mountolive, etc.) contenen tantes coses especials que quan es despedeixes d´ells tens la sensació de que et manca alguna cosa per viure.

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  2. Gràcies Eduard, una entrada meravellosa!

    Vaig llegir, com la Magda, el Quartet fa molts i molts anys, concretament en el pas entre l'adolescència i l'adultesa, Justine em va marcar profundament, i llegir els 4 volums va fer una plaer enorme. La teva ressenya m'hi ha transportat i ha reobert la necessitat de rellegir-la (aquest estiu si puc)

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  3. Fa tants anys! Recorde que em va agradar moltíssim, però caldrà rellegir-lo per a copsar, ara de major tota la seua grandesa.
    Miu, a l'estiu ens trobem a Alexandria.
    Gràcies.

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