Dora Bruder (Dora Bruder, 1997)
Patrick Modiano
Patrick Modiano
Editorial Seix-Barral. 2009
Traducció al castellà de María Pino
El 31 de desembre de 1941, el diari “Paris-Soir”
aparegué un anunci dramàtic: uns pares tractaven de trobar a la seva filla, de
15 anys. Nou mesos més tard, el nom de la noia apareix en un llista de
deportats al camp d'extermini d'Auschwitz. Arran d'aquestes dues desaparicions
successives coneixem el destí de tot un poble, de tota França i de tota Europa.
Però el tema del llibre no és només la vida de Dora Bruder, sinó la recerca del
propi autor que tracta de reconstruir aquella biografia borrada.
Llibre breu, concís, profundament trist i emotiu,
en 120 pàgines, Modiano realitza una obra d'art. Del millor que he llegit en
molt temps. Molt recomanable.
Fragments:
“Son seres
que dejan pocas huellas tras de sí. Personas casi anónimas. Nunca se alejan de
ciertas calles de París, de ciertos paisajes de suburbio donde descubrí, por
casualidad, que habían vivido. Lo que se sabe de ellas se resume en una simple dirección. Y esta precisión topográfica contrasta con
todo lo que se ignorará para siempre de su vida... ese vacío, ese bloque de
desconocimiento y silencio.
(...)
Dicen que los lugares conservan por lo menos cierta huella de las personas que los han habitado. Huella: marca de hueco o en relieve. Para Ernest, Cécile y Dora, yo diría: en hueco. Me embargaba una sensación de ausencia y de vacío cada vez que me encontraba en un lugar donde habían morado.
Dicen que los lugares conservan por lo menos cierta huella de las personas que los han habitado. Huella: marca de hueco o en relieve. Para Ernest, Cécile y Dora, yo diría: en hueco. Me embargaba una sensación de ausencia y de vacío cada vez que me encontraba en un lugar donde habían morado.
(...)
Hubo otros días de verano en el barrio de Clignancourt. Sus padres llevaban a Dora al cine Ornano 43. Bastaba cruzar la calle. ¿O tal vez iba sola? Desde muy joven, según su prima, había sido rebelde, independiente, inquieta. La habitación del hotel era demasiado exigua para que pudieran convivir tres personas.
Hubo otros días de verano en el barrio de Clignancourt. Sus padres llevaban a Dora al cine Ornano 43. Bastaba cruzar la calle. ¿O tal vez iba sola? Desde muy joven, según su prima, había sido rebelde, independiente, inquieta. La habitación del hotel era demasiado exigua para que pudieran convivir tres personas.
(...)
Recuerdo que la primera vez que lo vi experimenté el vacío que se siente ante lo que ha sido destruido, arrasado. No sabía aún de la existencia de Dora Bruder. Tal vez –estoy seguro- ella se había paseado por allí, en esa zona que me hace rememorar citas de amor secretas, grises felicidades perdidas. Aún flotaban en el lugar recuerdos campestres: las calles se llamaban alameda del Pozo, alameda del Metro, alameda de los Chopos, callejón de los Perros.
Recuerdo que la primera vez que lo vi experimenté el vacío que se siente ante lo que ha sido destruido, arrasado. No sabía aún de la existencia de Dora Bruder. Tal vez –estoy seguro- ella se había paseado por allí, en esa zona que me hace rememorar citas de amor secretas, grises felicidades perdidas. Aún flotaban en el lugar recuerdos campestres: las calles se llamaban alameda del Pozo, alameda del Metro, alameda de los Chopos, callejón de los Perros.
(...)
La ciudad
estaba desierta como para subrayar la ausencia de Dora.
Más tarde, el París en el que he intentado encontrar su pista se ha quedado tan desierto y silencioso como aquel día. Transito a través de calles vacías. Para mí lo están, incluso al terminar la tarde, a la hora de los embotellamientos, cuando la gente se apresura para llegar a las bocas de metro. No puedo dejar de pensar en la joven y sentir un eco de su presencia en ciertos barrios. La otra noche, en la estación del Norte.
Nunca sabré cómo pasaba los días, dónde se escondía, en compañía de quien estuvo durante los primeros meses de su primera fuga y durante las semanas de primavera en que se escapó de nuevo. Es su secreto. Un modesto y precioso secreto que los verdugos, las ordenanzas, las autoridades llamadas de ocupación, la prisión preventiva, la Historia, el tiempo -todo lo que nos ensucia y destruye- no pudieron robarle."
Más tarde, el París en el que he intentado encontrar su pista se ha quedado tan desierto y silencioso como aquel día. Transito a través de calles vacías. Para mí lo están, incluso al terminar la tarde, a la hora de los embotellamientos, cuando la gente se apresura para llegar a las bocas de metro. No puedo dejar de pensar en la joven y sentir un eco de su presencia en ciertos barrios. La otra noche, en la estación del Norte.
Nunca sabré cómo pasaba los días, dónde se escondía, en compañía de quien estuvo durante los primeros meses de su primera fuga y durante las semanas de primavera en que se escapó de nuevo. Es su secreto. Un modesto y precioso secreto que los verdugos, las ordenanzas, las autoridades llamadas de ocupación, la prisión preventiva, la Historia, el tiempo -todo lo que nos ensucia y destruye- no pudieron robarle."
Gràcies, Eduard, per la teua entrada, a la cistella de primavera però ja!
ResponEliminaGràcies per la ressenya, Eduard. Modiano és d'aquells autors que necessiten reconstruir el passat i omplir els buits de la història.
ResponEliminaEdu
ResponEliminaGràcies per l'entrada!!!
En Modiano, és d'aquests que tinc pendents de fa temps però que inexplicablement, em queden tapats per altres autors...
A la llista del 2013!
Moltes gràcies a vosaltres.
ResponEliminaEn aquest cas, Modiano s´aparta una mica del seu estil més caracteristic.
Estem davant d´una investigació, portada a terme per un narrador (no un historiador). El resultat es una obra artística, precisa i emocionant.