MIEDO A VOLAR

Envejecemos sobre todo los domingos.

RAMON GÓMEZ DE LA SERNA

Todo me da que con esas gafas chinas haces oposiciones para 
     cegato
Qué se te habrá perdido a ti en un Congreso Oriental de 
     Comadronas
Pobre gente tratada como pollos a doce mil kilómetros de altura
En business class los pudientes se arrean unos lingotazos tremendos
Falso prestigio el de los traganubes, atados por el culo a un hilo
     de araña
Pajarracos de latón que cruzan paraísos tropicales sin mirar hacia
     los lados
Me han chismorreado asuntos sobre los sobrecargos como para
     no creerlos
Planean sobre los bosques de granadas como si sobrevolaran
     Albacete
Paquetes de chatarra con el pico de aluminio por el callejón sin
     salida
Dicen que a veces enchufan el piloto automático y te dejan en 
     manos del destino
Volamos solos, sin nadie en la cabina, con muñecos disfrazados
     de capitán de aeronave
Allá arriba no es lo más prudente llamarle la atención al club de
     Cómicos del Rugby para que quiten las patas de los
     reposacabezas
La linterna de las azafatas tiene rayos X para detectar las
     perturbaciones de los corazones conversos
Voy pensando qué pasaría si la Tierra cambiase de sitio como
     los bancos de sardinas
Nadie se percata pero si se acaba el agua te echan somníferos en
     la manzanilla
Despiertas viejo camaleón con tres apodos: "Pavo", "Tenazas",
     "Nuez de jengibre"
Y aunque preferiría no hacerlo hago lo mismo que haría
     Bartleby, el escribiente

(Juan Carlos Mestre, La bicicleta del panadero, Calambur, 2012)