dijous, 25 de juliol del 2013

En tránsito - IV


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En las fiestas primero la miraban a ella y luego lo miraban a él y luego volvían  a mirarla a ella y después lo miraban a él, con una expresión de incredulidad ansiosa. Una vez a él la acompañó a una sesión de fotos con animales y un perro lo mordió y otro le cagó en los zapatos.


Luego ella comenzó a bajar de peso. Sin razón aparente, sólo porque no tenía hambre o estaba demasiado atareada para comer o no podía dormir. Después comenzó a llorar por cualquier cosa: un día, durante los sanfermines, vio en la televisión cómo mataban al toro y lloró toda una tarde. Cuando lo llamó esa noche, le dijo, como disculpa: “no fue porque lo mataran; fue porque no había ninguna necesidad de hacerlo”. Un día ella le confesó que había comenzado a tomar unas pastillas para dormir, y en su siguiente encuentro en Madrid él pudo comprobar que cuando las tomaba, caía en un estado en el que parecía muerta; en aquella visita suya a Madrid él se pasó las noches echado a su lado sin poder dormir, observándola y preguntándose dónde estaba ella en realidad, y diciéndose que averiguar eso era tan difícil como encontrar a Wally, un tío con gafas y suéter de rayas que siente predilección por las multitudes.

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Patricio Pron: En tránsito (La vida interior de las plantas de interior, Literatura Mondadori, 2013) amb il·lustracions per al bloc dels orfes d'elPac.

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