Sabemos perfectamente que introducir cambios y nuevas costumbres es el
único medio del que disponemos para mantenernos vivos, para refrescar nuestra
percepción del tiempo, en definitiva, para rejuvenecer, refortalecer y
ralentizar nuestra experiencia del tiempo, y con ello, renovar nuestra
conciencia de la vida en general.”
(...)
“¿No se ha dado cuenta nunca de que cuando un ruso dice “cuatro horas” es como cuando uno de nosotros dice “una hora? No es difícil intuir que la despreocupación de esa gente respecto al tiempo está relacionada con la desmesurada extensión de su país. Donde hay mucho espacio hay mucho tiempo.
Nosotros los europeos no podemos presumir de lo mismo. Nuestro tiempo
es tan escaso como el espacio de
nuestro continente, recortado y subdividido con tanta finura; nosotros
dependemos estrictamente de una cuidadísima administración tanto de lo uno como de lo otro, dependemos
del aprovechamiento: aprovechamiento del tiempo y del espacio.
El tiempo es un regalo de los dioses, entregado al hombre para que lo
aproveche.”
Thomas Mann
La montaña mágica (Der Zauberberg, 1924)
Traducció d'Isabel García Adánez
Editorial Edhasa
Quatre hores amb els orfes, és ben poc. Segur que jo soc rus. O algo. Gràcies, Eduard, per la teva tria...
ResponEliminaHas escollit un magnífic fragment, Eduard, tot i que es fàcil de tanta riquesa literaria i fins i tot espiritual y "psicològica" que té aquest llibre, que vaig llegir fa molts anys, i no sé perquè, de fa un temps estic temptada a tornar a llegir... Ara ja m'has forçat, i agraeixo :))
ResponEliminaJo encara no l'he llegit, gràcies Eduard!
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