Hans Keilson
LA MUERTE DEL ADVERSARIO
Traducció al castellà de Carles Andreu
Editorial Minúscula (Alexanderplatz, 17), 2010
A la contraportada:
¿Cómo se puede odiar a quien ni siquiera se conoce? ¿Cómo se articula una sociedad alrededor del enfrentamiento? Obligado por las circunstancias políticas a permanecer escondido, el protagonista de este turbador relato solo encuentra refugio en la escritura. El mismo pensamiento que tiempo atrás se ha apropiado de todo su ser guía sus páginas: el de la muerte de su adversario. A pesar del sufrimiento que le ha infligido a él y a los suyos, intenta comprender la fascinación que le genera ese enemigo, al que nunca llega a poner nombre, que se encarama al poder en la Alemania de los años treinta. En esta original novela -que empezó a redactarse en 1942, aunque el autor tuvo que enterrar el manuscrito y no pudo retomarlo hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial-, Hans Keilson traza, frente a los que aceptan la violencia como algo inevitable, una reflexión palpitante sobre los lazos psicológicos que instaura el odio. Sutil y audaz, La muerte del adversario es un texto subyugador que explora el ambivalente vínculo que se establece entre la víctima y su agresor.A mi m'agrada discutir (de què esteu parlant, que m'hi oposo?)
Aquest llibre m'ha agradat sobretot per això: discutint, dóna moltes ocasions de discutir. Posant-se en la pell de l'altre, fins i tot en la pell de l'enemic, et porta a pensar i a qüestionar els teus punts de vista, a relativitzar les veritats absolutes que tant ens agraden...
I després tu ja fas, penses i dius el que vulguis.
Algunes frases del llibre per a començar a discutir:
" De todos los movimientos que se producen en la Tierra, el único que a mí me interesa es el de un cuerpo animado. Todo lo demás es tan solo una realidad desnaturalizada. Y los conceptos son su fastuoso ataúd. (pàg. 32)
" Por suerte, existen suficientes enemigos en este mundo y en todas partes. Cualquier persona que sepa insultar como es debido puede llamar así a cualquier otra, y soy consciente de escribir una verdad banal al afirmar que nunca dejará de haber enemigos sobre la faz de la Tierra: estos se forjan entre los que en su día fueron amigos. (pàg. 32-33)
" Escribo porque me está prohibida la entrada en gimnasios y baños públicos. La escritura es una especie de gimnasia de salón en miniatura. (pàg. 33)
" -Uno debe conservar también el orgullo -añadió entonces para verter el fermento que faltaba a lo que cada uno pensaba. No podría haber elegido unas palabras mejores para provocar aún más mi mal humor. Me estaba hablando de algo que él mismo no poseía. ?Orgullo? ¿De qué? ¿De que cada uno sea lo que es y no otra cosa? ¿Y qué tal si lo rematábamos con una breve oración, algo así como "Dios mío, te doy las gracias por ser lo que soy y no otra cosa"? Ese es el punto de partida de cualquier tipo de barbarie. (pàg. 95)
" Siempre he sabido que las palabras son un baúl con doble fondo y que uno no puede evitar, ni siquiera con la mejor de las intenciones, apartarse de la línea trazada por la verdad y la decencia universal. Y, sin embargo, que el simple hecho de garabatear algo con la pluma sobre el papel baste para que uno sucumba a todas las tentaciones de las que ha intentado huir, supera mi capacidad de comprensión. Tampoco soy tan ingenuo para creer que los escritores (personas, al fin y al cabo) que comprenden su oficio, lo practican con decencia y dignidad, y han dejado de mentir, dicen tan solo la verdad. (pàg. 96)
" La naturaleza humana se nutre de la limitación. La mente humana recoge experiencias del entorno que logra abarcar con sus brazos. (pàg. 121)
" Sí, por aquel entonces yo creía aún que discutiendo se puede cambiar a las personas. (pàg. 140)
" Si uno elige el principio de justicia como santo y seña que guíe su proceder, ¿no debe empezar por hacer justicia también a sus enemigos? La idea de la Cruz Roja, que todos consideran con orgullo el logro más hermoso del humanitarismo hasta el punto de regirse en ocasiones por ella, en el fondo ha tenido consecuencias funestas, pues permite, incluso como una premisa lógica, que el enemigo tenga que estar medio muerto para poder considerarlo también un ser humano y ofrecerle nuestra ayuda. A menudo, quienes piden de forma más vehemente un trato justo hacia su propia persona son los más injustos con sus adversarios. Esas personas son, simplemente, una caricatura del género humano y tienen la culpa de que las virtudes más nobles y elevadas no hayan encontrado aún su lugar en la Tierra.De què estem parlant, que m'hi oposo?
Yo estaba decidido a impartir justicia entre mis enemigos. Por aquel entonces aún no me jugaba el cuello. (pàg. 142-143)
Amic discutidor: Ja has aconseguit que "La muerte del adversario" sigui per mi una lectura imprescindible.
ResponEliminaAh!, i jo també m'oposo (al que sigui...)
i jo, i jo!!
ResponEliminagràcies cavaliere!!